Mis recuerdos de la década de los 80 y los inicios de 1990, cuando se está construyendo la presa de La Serena, la mayor de la península ibérica en esos momentos (luego es superada por la portuguesa de Alqueva, también sobre la misma cuenca hidrográfica del Guadiana), son muchos y se me agolpan, algunos nítidamente, otros de forma más vaga, porque durante la fase constructiva fui a visitarla varias veces, ya que solía pescar con caña en los embalses de Orellana y Zújar.
Ahora bien, una de las dudas que me más me asaltaba, tras oir las críticas de algunos ecologistas (que luego repitieron con más intensidad en la ejecución de las obras del Alqueva), era que si verdaderamente se iría a llenar alguna vez un embalse cuya capacidad prevista era superior a los 3.000 Hm3.